Llegado el momento de la jubilación o en cualquier otra situación en la que rescatemos nuestro plan de pensiones o PPA (plan de previsión asegurado), tendremos que tener en cuenta cómo tributará este rescate.

Los planes de pensiones nos facilitan ventajas fiscales en el momento de realizar aportaciones, ya que reducen la base liquidable general del IRPF y nos permiten diferir el pago del impuesto sobre la renta hasta el momento del rescate.

El capital del plan de pensiones se considera rendimientos del trabajo y, por lo tanto, tributarán como un salario o las prestaciones por desempleo. La retención será calculada en función de la cantidad que hayamos rescatado y la situación personal y familiar.

Por ejemplo, existen unos importes mínimos exentos de tributar en función del estado civil, discapacidad, descendientes y ascendientes a su cargo, etc.

También deberemos tener en cuenta que existen dos formas a la hora de rescatar un plan de pensiones o PPA: Hacerlo en forma de capital, es decir, retirándolo en un único pago o bien, a modo de renta, que equivaldría a una serie de pagos con cantidades fijas, realizados en un periodo de tiempo concreto, o también podemos combinar ambas opciones.

En el caso de retirarlo en forma de capital, existe una reducción del 40% en las aportaciones realizadas antes del 1 de enero de 2007, por lo que estas aportaciones solo tributarían en un 60%. Para ello, deberemos tener en cuenta que (en los rescates con fecha posterior al 1 de enero de 2015), ha de hacerse en el mismo ejercicio fiscal o en los dos años siguientes a la jubilación o a la situación que ha dado pie al rescate. Por ejemplo, si tenemos aportaciones anteriores al 01/01/2007, podemos recibirlas en forma de capitales y el resto en forma de renta y así optimizamos la fiscalidad.

Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, es recomendable contar con un experto en materia fiscal que nos ayude a decidir qué tipo de rescate es más conveniente según nuestras circunstancias personales y familiares.